Gam Klutier, artista holandés ya incorporado al medio peruano, presenta una serie de pinturas de gran formato, dibujos en técnica mixta y esculturas recientes, en la galería Lucia de la Puente. Es un conjunto en que parecieran concurrir varias de sus series anteriores: una flora, luego un bestiario humanizado y por fin el hombre manifiesto. Ahora el universo se muestra completo, invadiendo el espacio del cuadro, con la comodidad de sentirse integrado a él.
A través de anécdota o circunstancia más insinuada que planteada, se manifiestan en igualdad de planteo y condiciones. Si algo les es común, es esa maravillosa vitalidad que siempre ha conseguido el autor para sus criaturas. Fuera de voluntad de representaciones fieles, estas formas son reflexiones, pensamientos privados entregados con generosidad y un gran porcentaje amoroso. Klutier consigue transmitir una energía que nace de su convicción en estas creaturas y su mundo. El formato heroico no hace sino subrayar y posibilitar esta presencia vital, cargada de una energía vibrante y contagiosa. Azul, amarillo, gris, blanco son suficientes para este mundo, que aún en el blanco y negro sigue vibrando con la misma intensidad, quizá producto de fervor.
Mención especial merecen las esculturas, que parecen marcar el retorno de Klutier a este campo, con el que lo conociéramos. Formas ágiles, leves, creadas por el movimiento de bandas de metal pintado como base, intervenidas por grafismos dibujados sobre ellas, todas muestran armonía y cómodo despliegue en el espacio. Las grafías que mencionamos conectados a los muy interesantes dibujos, avanzan hacia otra expresión de este mundo abigarrado, rico y dispuesto a ser explorado, en otra faceta de esa vitalidad generalizada que se enc uentra en toda la obra de Klutier.
Elida Roman (para Él Comercio, 2008-11-09)